La tecnología (digitalización) y las nuevas culturas corporativas han cambiado las formas de trabajo y, por ende, la conceptualización de los espacios de oficinas.
Este nuevo patrón de trabajo responde a los retos que afrontan las compañías en la actualidad; viven una evolución exponencial y mejoras continuas en la competitividad de sus productos y servicios. La irrupción del Internet de las cosas (IoT), del 5G y de la inteligencia artificial abre un nuevo paradigma en el que organizaciones y trabajadores deben adaptarse para seguir siendo competitivos.